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20

Mar, 2019

Los 3 estilos de la productividad ¿Cuál es el tuyo?

#PRL #Prevención #Trabajo #Empresa #Productividad #Empleado



Según dijo Warren Buffett. “Si te encuentras a bordo de un barco con fugas crónicas, es probable que la energía destinada a los botes salvavidas sea más productiva que la dedicada a parchear las fugas”

El genio de las inversiones sabe muy bien que nuestro tiempo y atención son recursos muy valiosos, por lo que es importante utilizarlos inteligentemente para lograr ser más productivos y eficaces. 

De hecho, ¿sabías que la mayoría de las personas reconocen que dedican el 40% de su tiempo a tareas que no son importantes o que son absolutamente irrelevantes? Sin embargo, muchos no saben exactamente cómo están perdiendo el tiempo. 

La clave radica en el autoconocimiento, saber cuáles son nuestras fortalezas y debilidades nos permitirá sacar a la luz lo mejor de nosotros con el menor esfuerzo. Por eso, es importante que identifiques cuál es tu estilo de productividad. 

LOS ESTILOS PRODUCTIVOS  

La psicóloga especializada en productividad, Carson Tate definió tres estilos de productividad en base a su experiencia empírica basándose en cómo las personas aprenden, se comunican y toman decisiones. 

 
1. Priorizador 

En este estilo de productividad predomina la lógica y el análisis. Se trata de una persona que asume una actitud crítica, analítica y realista. Intenta buscar hechos y datos en base a los cuales tomar decisiones y priorizar las tareas. 

Para ser más eficiente, esta persona calculará el tiempo que le lleva completar ciertas tareas y planificará su jornada. En práctica, su enfoque es similar al de un rayo láser: se concentra en un objetivo, sin dispersarse. Su comunicación es similar: escueta y al grano, enfocada en resolver los problemas. 

Su fuerza radica en la capacidad para identificar los detalles importantes. Esta persona suele organizar tan bien el trabajo antes de comenzar que una vez que pone manos a la obra no necesita gastar tiempo y energía en pensar cómo completar las tareas porque se limita a seguir el plan. 

¿El punto débil? Esta persona suele ser demasiado controladora, rígida y competitiva. A menudo tienen problemas para gestionar los imprevistos y pueden atascarse en la toma de decisiones cuando no cuentan con todos los datos necesarios. 

 
2. Planificador 

A primera vista este estilo de productividad se parece al del priorizador, pero en realidad el planificador se sumerge aún más profundo en los detalles del proyecto que debe realizar. Mientras que el priorizador solo se centra en los aspectos esenciales para completar el proyecto de manera rápida y precisa, el planificador analiza cada detalle, incluso los más intrascendentes. 

Un priorizador se sentirá bien al final de la jornada si terminó las tareas más importantes, un planificador necesita terminar el mayor número de tareas posible porque se centra más en la cantidad de trabajo, sin discriminar según su relevancia. 

El planificador brilla por su pensamiento organizado, secuencial, planificado y detallado. Es una persona que no se limita a planificar el viaje, el alojamiento, las atracciones y los restaurantes, sino que también busca el mejor medio de transporte y calcula el tiempo que se dedicará a cada actividad planificando cada detalle de la jornada. 

Tiene buenos planes de acción y les dan seguimiento. Su comunicación es igual, muy detallada y precisa, incluyendo siempre la letra pequeña. 

¿El punto débil? Se trata de una persona poco espontánea, que puede perder oportunidades debido a su resistencia a desviarse de los planes. 
 

3. Visualizador 
 

Este estilo de productividad es diametralmente opuesto a los demás. El visualizador tiene un pensamiento holístico, intuitivo, integrador y sintetizador. Suele ser una persona innovadora y creativa que funciona mejor bajo presión y que a menudo provoca cambios positivos allí donde va. 

Esta persona no suele planificar a largo plazo, tiene una idea general de los proyectos y se lanza a probar sus ideas, por lo que van valorando las posibilidades sobre la marcha. Se enfoca en conceptos más generales y suele hacer malabarismos con diferentes proyectos que lleva a la vez pues de lo contrario se aburre fácilmente. 

Su comunicación suele reflejar esa visión holística, por lo que generalmente hablan de grandes proyectos y conectan diferentes conceptos integrándolos bajo una nueva perspectiva que genera nuevas oportunidades. 

¿El punto débil? Tienen la tendencia a pasar por alto los detalles y su excesiva espontaneidad e impulsividad les puede jugar malas pasadas haciendo que cometan errores de cálculo. 


Antoni Pascual 
Director de EUROPREVEN – MATARO




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