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07

Ago, 2024

Cerebro, calor y trabajo

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Recientes estudios constatan que el calor excesivo reduce las capacidades cognitivas para trabajar. Además, mientras el cerebro trabaja a destajo para mantener fresco el cuerpo, las temperaturas extremas potencian la agresividad y el estrés, y afectan especialmente a pacientes con determinados trastornos psiquiátricos. Ahora veremos el porqué.

El cerebro es un órgano sensible a la temperatura; no está preparado para trabajar a 45 grados y, en ese caso, la función cognitiva se ralentiza. De hecho, existen estudios que concluyen que la mayor productividad se consigue a una temperatura de alrededor de 22 grados.

Todas las condiciones que merman la salud se hacen más evidentes en personas con trastornos físicos y/o mentales, ya que, por ejemplo, medicamentos como algunos antidepresivos y antipsicóticos pueden afectar a la forma en que el cuerpo regula la temperatura, y las personas que los consumen son especialmente vulnerables a los efectos del calor extremo. Aun así, igualmente pueden tener como consecuencia la agresividad y la violencia, ya que el calor nos irrita y merma el autocontrol.

En las situaciones de calor muy alto, el cerebro destina gran parte de sus recursos a mantener fresco el cuerpo autorregulándolo a través del hipotálamo, el coordinador del sistema nervioso autónomo que actúa como una especie de termómetro interno del cerebro. Así, cuando este detecta que existen cambios en su propia temperatura y la de los termorreceptores de la piel, el hipotálamo establece los mecanismos para regularla, mecanismos como la sudoración, la vasodilatación o la producción de adrenalina, siendo precisamente esa generación de adrenalina la que nos hace más irritables.

Para intentar paliar estas consecuencias del calor, debemos mantenernos hidratados y beber suficiente agua y fruta fresca, evitar la exposición prolongada al calor especialmente durante las horas centrales del día, buscar lugares frescos y con aire acondicionado, vestir ropa ligera y de colores claros para facilitar la transpiración, cubrir la cabeza, limitar la actividad física intensa al aire libre durante las horas de más calor, e intentar descansar suficientemente.





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