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Últimamente se habla mucho acerca de los riesgos psicosociales. Y no es para menos. 

La Inspección de Trabajo se ha puesto manos a la obra para garantizar el bienestar integral de todas las personas trabajadoras, incluyendo una nueva obligación preventiva que deben cumplir todas las empresas de nuestro país: la realización de una evaluación de riesgos psicosociales. 

El incumplimiento de esta obligación puede acarrear importantes sanciones económicas, cuyo importe puede ascender hasta los 820.000 euros. 

Pero, ¿qué son realmente los riesgos psicosociales y cómo podemos prevenirlos? 

Entendemos por “riesgos psicosociales”  aquellas condiciones en las que se desarrolla una actividad laboral, y que pueden repercutir en la salud física, psíquica y emocional de las personas trabajadoras, así como en la calidad y resultado de su trabajo. 

A modo de ejemplo, algunos riesgos psicosociales serían: 

• El contenido y características del trabajo a desempeñar: realización de tareas monótonas, sin sentido, o desagradables. 

• La carga y el ritmo de trabajo: carga de trabajo excesiva, plazos de entrega estrictos, tiempos inadecuados para la realización de la tarea. 

• Tiempo de trabajo: horarios muy largos o impredecibles, trabajo nocturno, no períodos de descanso suficientes, falta de conciliación familiar. 

• Participación y control: falta de participación en la toma de decisiones, ausencia de control sobre las tareas a desempeñar. 

• Ambiente y equipos de trabajo: ambiente laboral hostil, malas condiciones ambientales (como iluminación, temperatura o ruidos), falta de mantenimiento de los equipos de trabajo. 

• Relaciones personales en el trabajo: aislamiento, malas relaciones con los compañeros, grandes cargas emocionales. 

• Desarrollo profesional: escasa valoración social del trabajo realizado, falta de promoción profesional. 

Hasta hace muy poco, los riesgos psicosociales no han recibido la atención que merecen, y esto ha acabado provocando graves menoscabos en la salud de gran parte de la población activa. 

En este sentido, la propia Comisión Europea en una Comunicación del año 2017, indicaba que más de la mitad de los trabajadores europeos sufría de estrés laboral, signo inequívoco de una mala prevención, control y gestión, de los riesgos psicosociales. 

Además, la pandemia, las restricciones de movilidad y el clima de inestabilidad, no han hecho más que empeorar la situación. Y es que, desde marzo de 2020, han aumentado alarmantemente los casos de estrés, depresión, y ansiedad entre los trabajadores. 

Así pues, resulta evidente la necesidad de nuevas herramientas que ayuden a las empresas, y a los trabajadores, a saber cómo gestionar esas situaciones que nos generan esas emociones tan desagradables, y que pueden cronificarse dando lugar a la aparición de un trastorno mental o emocional.

A continuación, te explicamos algunas de ellas: 

Mindfulness 

El Mindfulness -llamado también como atención o concentración plena- es una práctica basada en la meditación vipassana, la cual se trata de una de las técnicas de meditación más antiguas de la India cuyo origen se remonta a hace más de 2.500 años. 

Esta técnica consiste en estar atento de manera intencional a lo que hacemos, sin juzgar, apegarse, o rechazar en alguna forma la experiencia. 

A través de diferentes ejercicios de concentración, se pretende que la persona preste atención a sus pensamientos, emociones y sensaciones corporales sin que se pare a juzgar sobre si estos son adecuados o no. La atención, por tanto, se enfoca a entender y sentir lo que percibe en su cuerpo, sin entrar a reflexionar sobre sus posibles causas o consecuencias, ni intentar buscar soluciones. 

Principalmente, su objetivo radica en poder ser conscientes del “aquí y ahora”, permitiendo desconectar a la persona que lo practica del resto de sus problemas, para permitir que pueda llegar a conectar consigo mismo y focalizar sus energías en conectar con “su yo vital”. 

De este modo, se consigue mejorar el nivel de concentración y reducir nuestros niveles de estrés y ansiedad. 

Autoconocimiento a través del Coaching por valores

En ocasiones, la inestabilidad emocional viene motivada por la falta de congruencia entre lo que las personas sienten, piensan, dicen y hacen. 

Cuando existe esa dicotomía interna, surgen emociones como la rabia, la tristeza o el miedo, lo que puede propiciar la aparición de trastornos emocionales graves como el estrés, la depresión o la ansiedad. 

Para ser realmente coherentes con lo que sentimos, expresamos y hacemos, resulta esencial hacer un ejercicio de autoconocimiento: saber quienes somos en realidad identificando cuáles son nuestros valores. Y esto, precisamente, es lo que se consigue a través del coaching por valores. 

El coaching por valores trata de encontrar el equilibrio emocional mediante la identificación y el análisis de tres tipos de valores que toda persona necesita incorporar en su vida: 

1. Los valores ético-sociales
   Son aquellos que están presentes en las relaciones humanas y en la sociedad en general, como: la honestidad, el respeto, la lealtad, la amistad…

2. Los valores emocionales de desarrollo
   Son aquellos que están presentes en la una persona y que conectan con su “yo interior”, como: la paz, la alegría, la paciencia... 

3. Los valores económico-pragmáticos
   Son aquellos que hacen referencia a cómo una persona se relaciona con el mundo material, como: la organización, la perseverancia, la responsabilidad… 

Gracias a esta práctica, se logra mejorar el conocimiento de las personas sobre sí mismas, sabiendo reconocer sus emociones y ayudando en la gestión de las mismas. 

APUESTA POR LA PREVENCIÓN, GESTIÓN Y CONTROL DE LOS RIESGOS PSICOSOCIALES EN TU EMPRESA

Estas son tan solo algunas de las múltiples herramientas que te van a ayudar a prevenir, gestionar y controlar, de manera eficaz y eficiente, los riesgos psicosociales en tu empresa. 

Escoge aquella que más se adapte a tus necesidades y evita que los riesgos psicosociales causen estragos en la salud psíquica y emocional de tus trabajadores.