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May, 2023
La tecnología que revoluciona el sector es la que está haciendo evolucionar la planificación, gestión y control de los proyectos, la prevención de riesgos y la seguridad en la obra.
La prefabricación de módulos de hospitales, oficinas y viviendas, la construcción de edificios 100% sostenibles que ahorran agua y energía, o incluso la impresión en 3D a gran escala utilizando materiales que permiten la reducción de residuos son solo la punta del iceberg de la revolución tecnológica imparable que está transformando el mundo de la construcción. Aunque las diferentes novedades van incorporándose poco a poco, el panorama que se intuye en un futuro próximo es bastante estimulante: la innovación mejora tanto la capacidad técnica de las empresas como las condiciones laborales de las personas trabajadoras.
De entrada, esta transición se inicia ya en el control y gestión de los proyectos. La mayoría de grandes obras en las que intervienen diferentes empresas ya pueden ver optimizada su planificación, coordinación, recursos y ahorro de tiempo y dinero, a través del método BIM (building information modelling), con un software ERP (software de gestión empresarial) para la construcción. Se trata de una metodología de trabajo colaborativa, en la que todos los agentes implicados (arquitectos, ingenieros, paisajistas, aparejadores, diseñadores, instaladores, promotores, inversores, constructoras, etc.) están permanentemente informados de la marcha del proyecto y pueden tomar decisiones más rápidas y con mejor criterio. Organizaciones como AENOR (Asociación Española de Normalización y Certificación) han elaborado documentos ISO en los que se establece la estandarización de los procesos para garantizar y certificar la calidad de los proyectos.
Es más, desde julio de 2019, todos los asuntos relacionados con infraestructuras con financiación pública que dependen del Ministerio de Fomento requieren contar con BIM, como los aeropuertos de AENA, puertos y ferrocarriles de Adif y RENFE. Y el Acuerdo de Gobierno 81/2023, de 4 de abril, establece la obligatoriedad de aplicar la metodología BIM a todos los contratos de obra civil y de edificación, incluyendo los contratos en los que se licite conjuntamente la redacción del proyecto y la ejecución de la obra, los de concesión de obras y los de concursos de proyectos de la Generalitat de Catalunya y su sector público, con un valor estimado igual o superior a 2.000.000 €. También en todos los contratos de servicios de redacción de proyectos y de dirección de las obras relativos a las citadas licitaciones, con independencia de su valor estimado.
Durante la fase previa al inicio de la obra, la realidad virtual permite la visualización del proyecto desde fuera, pero también desde dentro, y pasear por su interior, así como la detección y la mejora de diferentes elementos. Esta última tarea se puede llevar a cabo utilizando drones, durante la fase de ejecución, pero la introducción en las obras de esos vehículos aéreos no tripulados propicia otras ventajas: garantiza mayor precisión en mediciones y permite reducir los tiempos de ejecución y el riesgo de accidentes de las inspecciones técnicas, sobre todo en zonas de difícil acceso.
Y entramos en el capítulo referente a la seguridad. Para empezar, las maquinarias, ya sean de alto tonelaje, de trabajo pesado o herramientas manuales, han evolucionado hacia la libertad de uso, movilidad y seguridad. Se han multiplicado en el mercado las herramientas eléctricas sin cable, que, además, incorporan tecnologías láser, iluminación, detección de cortocircuitos, sistemas de protección antigolpes y seguridad para las personas, y que aportan una rebaja de carga física que ayuda, entre otros factores, a la introducción en el mercado laboral del sector de los jóvenes y las mujeres.
La realidad virtual permite la visualización del proyecto desde fuera, pero también desde dentro, y pasear por su interior, así como la detección y la mejora de diferentes elementos
Además, las mejoras en la ergonomía de herramientas y maquinaria tratan de adaptar el trabajo al empleado para evitar los temidos trastornos músculo-esqueléticos y posturales que sufren a menudo los trabajadores de la construcción. Pero es que los equipos de protección individual (EPI) evolucionan también a velocidad de vértigo, con dispositivos incorporados que revelan los procedimientos y movimientos inadecuados de los obreros, y que con esta información son capaces de señalar a la persona más capacitada para la realización de un trabajo concreto.
Uno de los últimos avances en este campo del que ya existen varios prototipos es el casco inteligente, que va un paso más allá en la fusión de las tecnologías más punteras con la prevención de riesgos laborales. Se trata de una protección con sensores que monitorizan tanto las acciones como los datos biopersonales del trabajador, como su ritmo cardíaco, su transpiración y su actividad cerebral. Así, el casco puede avisar cuando el operario sobrepase los niveles establecidos o cuando exista de la necesidad de que inicie un período de descanso. Si vinculamos todo eso con el big data, se pueden prever futuras tendencias y reorientar la actividad de la persona, si se estima conveniente. Y es que la inteligencia artificial (IA) ya es capaz de detectar conductas peligrosas de los trabajadores a través de videovigilancia, o anticipar situaciones probables que eviten riesgos y accidentes gracias a la predicción analítica.
Existen otros wearables (dispositivos electrónicos incorporados en la persona) que, dentro de unos años, optimizarán todavía más el sector: botas inteligentes que disminuyen el riesgo de caerse, guantes eléctricos que mejoran la pericia del técnico a la hora de utilizar las herramientas y viseras con pantallas que muestran planos o información.
Fuente: https://www.lavanguardia.com/
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