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26
Nov, 2021
Ahora que nos ha abandonado de golpe el buen tiempo, y parece que volvemos a tener que trabajar con una ventilación natural más limitada dada la climatología, conviene recordar ciertos consejos sobre la ventilación como medida preventiva del contagio a través de aerosoles de la COVID-19, dado que la puesta en marcha de los sistemas de aire acondicionado o refrigeración en interiores detrae un evidente riesgo.
Como ya todos sabemos de tanto y tanto oírlo, este maldito coronavirus SARS-CoV-2 es el causante de la enfermedad COVID-19 y se transmite entre personas y comúnmente por los siguientes medios:
Contacto e inhalación de las gotículas expulsadas por otra persona con Covid.
Mediante la inhalación o trago de aerosoles los aerosoles emitidos por otra persona con Covid.
Mediante el contacto con las superficies contaminadas, aunque esta forma viene demostrado que es la menos común.
A parte de las medidas más utilizadas (y útiles) contra ello, y como son las mascarillas, la distancia de seguridad de al menos 1’5 metros, la higiene de manos, hemos de prestar una especial atención a la ventilación y ello dado que los aerosoles en espacios cerrados son una vía de propagación demoledora.
Aerosol, es un conjunto de pequeñas partículas capaces de permanecer suspendidas en el aire durante un tiempo. Por ello la importancia de la ventilación como una de las principales medidas preventivas.
Entre el tamaño de las partículas de los aerosoles tendremos estos dos tipos, y serán en primer lugar las Gotículas, de tamaño superior a 100 micras, que se generan al hablar fuerte, estornudar o toser y caerán al suelo en pocos segundos por efecto de la gravedad, pudiendo recorrer hasta 2 metros de distancia desde la persona que los emite (a menudo menos de 1,5 metros), de ahí la distancia de seguridad recomendada.
En segundo lugar, tendremos los referidos hoy como Aerosoles, capaces de quedar suspendidos en el aire desde segundos a horas inclusive. Aquí si que su tamaño es menor a las gotículas y se generan al respirar o hablar, e, invisibles a la vista, son capaces de permanecer en el ambiente aun cuando el emisor se ha ido o ser transportados por el aire.
Para evitar esto, recomendamos los clásicos ya conocidos, pero indispensables:
Reducir el número de personas congregadas en un mismo lugar y tiempo, ya que, como es lógico, a menor número de personas en un sitio, menos emisiones.
Llegar a ello es posible, con medidas de organización tales como alternar trabajo presencial con el teletrabajo, y alternar así mismo, actividades en el interior y en espacios como vestuarios, baños, etc..
Llevar la mascarilla correctamente puesta y ajustada, ya que los aerosoles tendrán menos espacios para salir.
Intentar hablar poco y sin gritar….dicen que al hacerlo (gritar) la emisión puede ser 30 veces superior.
Y….ventilar, VENTILAR de forma natural y/o forzada con máquinas, o una combinación de ambas.
Una estancia suficientemente ventilada de forma constante, consigue el efecto de dispersión de los aerosoles y su desplazamiento fuera de la estancia, reduciendo el riesgo de contagio.
Si hay poca gente y la actividad es baja, la cantidad de aerosoles es menor y la calidad del aire se consigue con menos renovaciones.
Pare ello se ha de facilitar la entrada y salida de aire natural mediante la apertura de puertas y ventanas, entre otras.
Hemos de llevar cuidado con los ventiladores en sitios cerrados, pues sólo remueven el aire provocando que los aerosoles presentes circulen entre la gente. Siempre priorizando la ventilación natural con aire limpio del exterior, no hemos de cerrar, y ello aunque suponga pérdida de energía. Si usamos aire acondicionado, tendremos que aumentar el caudal del aire a refrigerar que entra del exterior, comprobando siempre la eficacia de los filtros y su estado de forma periodica.
A menudo, con pequeños gestos, se pueden obtener grandes resultados.
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