La siniestralidad laboral en España supone alrededor del 3% del PIB, equivalente a unos 12.000 millones de euros, cifras que prácticamente triplican las de otros países de la Unión Europea con una mayor tradición en la protección de la salud de sus trabajadores.
Pero, si el impacto sobre la economía es de esta magnitud, ¿quién paga los costes económicos de los accidentes de trabajo? Pues bien, podemos considerar que los costes recaerán sobre el accidentado y su entorno personal, sobre la empresa y, no debemos olvidarnos, sobre la sociedad; es decir recae sobre los tres agentes implicados desde la perspectiva de la Responsabilidad Social Corporativa.
Es el accidentado para quien el accidente representa el coste más elevado ya que éste es el principal perjudicado por las consecuencias del accidente y el sufrimiento de la lesión física, incluyendo también la afectación que tiene sobre el entorno familiar.
El coste económico que a la empresa le suponen los accidentes de trabajo es un aspecto importante que incide de forma negativa en el objeto principal de las empresas, la obtención de beneficio económico; pero no debe olvidarse la componente humana que también le comporta, por ejemplo, debido a la pérdida de mano de obra cualificada o a situaciones de impacto emocional sobre el resto de trabajadores.
Finalmente, los costes económicos de los accidentes laborales que no son asumidos por las empresas ni los trabajadores accidentados, son transferidos a la sociedad que es la que les hace frente en último extremo. Por ejemplo, los costes de accidentes laborales no declarados como tales y que resultan sufragados por el sistema público de salud como si se tratase de accidentes comunes.
Si queremos cuantificar estas cargas, es interesante consultar el estudio que en materia de costes de accidentabilidad realizó el Observatorio de Empresa y Ocupación de la Generalitat de Catalunya en el año 2010 y que fue actualizado en 2012. Es este estudio, se clasificaron los principales costes de siniestralidad en cuatro categorías: el coste del mantenimiento de la producción, la pérdida de ingresos a largo plazo, los costes médicos y los costes de dolor y sufrimiento.
Los costes para el mantenimiento de la producción recaen en un 39,2% sobre la empresa, en un 11,5% sobre el trabajador y en un 49,3% sobre la sociedad, básicamente en forma de subsidio por incapacidad laboral. La pérdida de ingresos afecta directamente, el 100%, al trabajador en cuanto a pérdida de ingresos, y a la sociedad en un 92,3% por subsidios permanentes. Los costes médicos recaen totalmente sobre la sociedad y los de dolor y sufrimiento en el trabajador.
No cabe duda, que la prevención de riesgos laborales ha de constituir una preocupación continua para las empresas a fin de poder garantizar su supervivencia en el tiempo a nivel económico, pero también, que no debe entenderse la prevención como un coste sino como una oportunidad enmarcada dentro de los principios de actuación de la Responsabilidad Social Corporativa. En este sentido, es muy importante tener bien desarrollado, en el marco de la empresa, un sistema de gestión que permita actuar de forma preventiva ante las situaciones de riesgo que este fundamentado en el modelo de mejora continua. Será relevante en este punto la cuantificación de los costes en que se incurre al tener un accidente y el análisis de la rentabilidad de las inversiones que se realiza en materia de prevención de riesgos laborales con su incidencia sobre la Responsabilidad Social de la empresa.
Fuente: http://www.corresponsables.com