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En casi todos los foros empresariales se atisba desde hace tiempo y ya con cierta nitidez, la próxima llegada en unos meses, de otra recesión o crisis económica en nuestro país.

Si algo pudimos ver en la última crisis económica que asoló nuestro país, fue que los efectos de la misma supusieron una serie de ajustes en empresas y profesionales con trabajadores a cargo, así como recortes en las administraciones públicas, que afectaron absolutamente de lleno a la seguridad y salud en el trabajo y a la precariedad en puestos de trabajo.

De estos envites de la economía, la Seguridad y Salud Laboral nunca salen bien paradas.

Así, por desgracia, como ya he comentado, cuando se ha de reducir y/o eliminar gastos, la prevención de riesgos laborales pasa a ser de segunda necesidad, y entra en el "pack" de prescindibles, y posteriormente, cuando va llegando la recuperación económica cuesta muchísimo volver a empezar con todo lo perdido en integración de la prevención, procesos, ...

Este hecho de prescindir de la prevención de riesgos laborales cuando las condiciones económicas son desfavorables,  a mi entender, es un grandísimo error de estrategia, pues es un hecho contrastado que la siniestralidad laboral supone costes elevadísimos a la empresas derivados de costes salariales de jornadas no trabajadas, pago de  las prestaciones económicas de los trabajadores en procesos de incapacidad temporal, costes derivados de las prestaciones sanitarias y asistenciales, costes de sustitutos, costes de formación al personal nuevo, quiebre del ambiente laboral, conflictos, desasosiego, etc.

Animo pues a que si esta ola en forma de crisis financiera nos alcanza con dureza, no perdamos la "buenas costumbres" adquiridas, de velar por la seguridad y la salud de los trabajadores, dignificando con ello cada profesión y actividad, y consiguiendo trabajar más y mejor en unas condiciones saludables y seguras.

Tomás Rosser