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21

Feb, 2019

Los trastornos de la voz en el ámbito laboral

#PRL #Prevención #Empleado #Empleo #Trabajo #Sobreesfuerzo



La voz es nuestra principal herramienta de comunicación, y para muchas personas su herramienta de trabajo. 

Colectivos que están en primera línea son los docentes, cantantes, actores de teatro, locutores, teleoperadores… y sin dejar atrás actividades como recepcionistas, monitores de gimnasios, guías turísticos, camareros,  comerciales, abogados… como vemos es muy amplio el abanico de ocupaciones que se ven afectadas de una forma u otra por factores desencadenantes y facilitadores que afectan a la probabilidad del riesgo a sufrir algún tipo de lesión o patología de la voz.

Los factores que intervienen y que tenemos que analizar desde el punto de vista preventivo, los encontramos en el entorno de trabajo, como es la ubicación, si es exterior o interior, la temperatura, el ambiente seco, húmedo, el ruido, existencia de polvo o humo que pueda afectar; de la propia organización, los factores organizativos de la empresa, me refiero entre otros, a los horarios y turnos de trabajo, descansos, reparto de tareas…; por otro lado, la actividad que se desarrolla, en este caso observando la incidencia en el uso y esfuerzo que requiere de la voz;  por último las características del propio trabajador, como el uso y forma en que se emite la voz, tensión emocional, hábitos personales, como puede ser fumar, posturas adecuadas,  o si son trabajadores con especial sensibilidad.  

Todos estos factores influyen directamente sobre el riesgo, interactuando a la vez entre ellos, de forma que una correcta evaluación de riesgos permitirá tener una visión integral del problema y facilitará una intervención eficaz.

Entre los principales trastornos de la voz relacionados donde el trabajador tiene su voz como herramienta de trabajo, encontramos las disfonías relacionadas al uso prolongado, y muchas veces inadecuado de la voz. El uso continuo hace que se pueda producir un sobreesfuerzo vocal, potenciado por un círculo vicioso del que tenemos que ser consientes, ya que empeora el problema notablemente. Este círculo consiste en forzar más la voz al notar que se va perdiendo rendimiento vocal, intentando compensar la carencia forzando de nuevo más para conseguir que nuestro mensaje llegue al interlocutor. 

Estos sobreesfuerzos pueden llevar a otras patologías o lesiones que afectan al tono, timbre e intensidad de la voz, como la laringitis, con la inflamación de las cuerdas vocales, provocando ronquera y malestar; Los nódulos vocales, que son accesos que se forman en las cuerdas vocales siendo característica la voz baja y entrecortada. Igual que con Pólipos vocales, estos son como pequeñas ampollas que se producen entre otros motivos por mal uso de la voz, tabaquismo, infecciones… Edema de Reinke o corditis crónica, en la que la porción membranosa de las cuerdas vocales están inflamadas; o las ulceras de contacto, que son heridas en las cuerdas vocales provocando entre otros dolor de garganta. 

Actualmente se reconoce solo como enfermedad profesional  la disfonía por nódulos vocales asociada a actividades profesionales en las que se precise el uso mantenido y continuo de la voz. Así está recogido desde el 2006 en el RD 1299/2006 por el que se aprueba el cuadro de enfermedades profesionales en el sistema de la Seguridad Social. 

Cuidar y revisar la voz de forma periódica se hace imprescindible en estas actividades. Para ello a nivel preventivo es necesario organizar con el servicio de prevención la vigilancia de la salud de los trabajadores haciendo un reconocimiento médico al inicio de la actividad  y  reconocimientos médicos periódicos anuales si es preciso. 

De esta forma, el médico del servicio de prevención, con la información de la evaluación de riesgos, y la aplicación de protocolos médicos específicos para el puesto, realizará un completo reconocimiento médico que le permitirá detectar como afectan las condiciones de trabajo sobre la salud del trabajador, identificando también si el trabajador tiene una especial sensibilidad a ciertos riesgos, que de no hacerse así, sería difícil determinar.


Carmen Panadero




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