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Escalofriante y brutal... son solo algunos de los adjetivos que como persona, me vienen a la cabeza al leer esta noticia en diferentes medios.

Y es que leer que 296 trabajadores fallecieron por agotamiento en las elecciones de Indonesia y tras el frenético recuento de votos, y que además otros 2151 cayeron enfermas... es demoledor.

Eran todos ellos trabajadores temporales, de entre los 7 millones de trabajadores contratados para los comicios de Indonesia del pasado 17 de abril, y tras los mismos, todos ellos fallecieron debido, principalmente a la extenuación, por las condiciones de trabajo agotadores y en unas condiciones de calor insoportables durante mas de 24 horas seguidas.

Además, y por idéntico motivo, 2.151 trabajadores más cayeron enfermos tras más de 24 horas contando papeletas a mano o realizando tareas de supervisión en los 800.000 colegios electorales. 

En estas elecciones, y por primera vez en la historia de la tercera mayor democracia del mundo, los indonesios elegían en un solo día entre unos 245.000 candidatos a presidente, vicepresidente, miembros de la Cámara baja y la alta y representantes legislativos a nivel provincial y municipal.

Las elecciones y el recuento de votos ya se preveían complicadísimas, habida cuenta de que las mismas afectarían a más de 17.000 islas y una extensión de cerca de 5.000 kilómetros de este a oeste, y para 193.000.000 de indonesios llamados a las urnas, de los que acabaron votando prácticamente un 80% de ellos, marcando 5 papeletas cada uno, y para posteriormente ser contadas a mano.

Las familias de los fallecidos recibirán 36 millones de rupias (unos 2.535 dólares o 2.270 euros), los discapacitados 30 millones, y los enfermos o lesionados recibirán 16,5 millones en los casos de gravedad y 8,25 millones para los leves.

Los derechos laborales, la prevención de riesgos laborales, los hábitos saludables…, son un objetivo que jamás se ha de abandonar, y el leer estas tristes noticias, aunque lejanas, nos deben servir para darnos cuenta del valor de lo hasta ahora conseguido, y de todo el camino que nos queda por hacer y por avanzar.

Tomás Rosser