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15
Mar, 2022
La formación en PRL ha ido cobrando especial importancia en paralelo a la evolución de la propia disciplina. Resulta de todo punto claro el hecho de que es necesario disponer de un mínimo conocimiento para poder emprender unas acciones y medidas preventivas que logren garantizar la seguridad y la salud de cualquier empresa. En este sentido, se pronuncia la Ley de Prevención de Riesgos en su artículo 19:
“El empresario deberá garantizar que cada trabajador reciba una formación teórica y práctica, suficiente y adecuada, en materia preventiva".
Así pues, de su regulación legal se desprende su obligatoriedad. Esta formación, a la que hace referencia el precepto, deberá realizarse en el momento de la contratación de un empleado, con independencia de la duración y la tipología de contratación. Del mismo modo, ha de llevarse a cabo dentro de la jornada de trabajo o, si se realiza fuera de este período, el tiempo invertido deberá ser descontado de la jornada laboral.
En cuanto al contenido de esta formación básica, debe constituirse por conocimientos tanto prácticos, como teóricos, y su objeto debe guardar relación con los riesgos laborales del puesto de trabajo que ese empleado desarrolla en la empresa.
Como observamos, de la regulación legal no se desprenden otros requisitos, ni términos, relativos a la formación. En mi opinión, resulta un articulado bastante escueto y simplista, ya que, para conseguir realmente que la formación logre cumplir sus objetivos preventivos, debe tratar sobre una serie de aspectos clave.
Principalmente, la formación en PRL dentro de la organización debería seguir tres líneas:
Gerencia o Dirección de Recursos Humanos: los directivos deben ser los primeros implicados en prevención si realmente quieren una empresa segura y saludable. Deben poseer conocimiento en la materia para integrar correctamente la prevención en el sistema de gestión de la empresa. Además, deben ser conocedores de las buenas prácticas preventivas porque son el ejemplo a seguir por parte de toda la compañía.
Mandos intermedios: son dinamizadores y facilitadores de la integración de la prevención. Pero para ello, deben conocer cómo hacerlo.
Empleados: deben estar formados desde la percepción del riesgo. Tan sólo así serán conscientes de lo que implica su trabajo y cómo deben ejecutarlo de manera segura y saludable.
ROTUNDAMENTE NO. Si te quedas en la superficie y te limitas a cumplir los requisitos legales establecidos, estarás perdiendo tiempo y dinero.
En el mundo empresarial, existe una cierta tendencia a pensar que la prevención es un requisito impuesto por ley y, por lo tanto, tan sólo un “trámite burocrático”. Pero la realidad es que tanto el integrar la PRL en el sistema de gestión de la empresa, como el trabajar la Cultura Preventiva dentro de tu organización, y entenderla como una área empresarial, te aportará muchísimo más que tan sólo seguridad.
Este punto es el que muchísima gente desconoce. La prevención no son tan sólo extintores, evaluaciones de riesgos, planes de emergencia o revisiones médicas (que también). La prevención entendida como una cultura actúa desde el epicentro de la empresa ayudando al aumento de la productividad, a la motivación, a la disminución del absentismo y presentismo, a la mejora de la competitividad empresarial, a la reducción de costes económicos (en cuanto a recursos humanos se refiere) y un largo etcétera.
La principal causa de los accidentes laborales, bajas, disminución del rendimiento, la desmotivación y el desarraigo es debido a varios factores, uno de ellos fundamental que es la poca inversión de las empresas en PRL. Y, la manera de avanzar en este sentido es FORMAR con la intención de mejorar la percepción del riesgo de directivos, mandos y trabajadores y con ello tomar conciencia para evitar actos y actitudes inseguras.
Por ejemplo, mediante formaciones psicosociales, podemos trabajar el entusiasmo y la gestión del estrés. De este modo, mejoramos el clima laboral y en consecuencia aumentamos el rendimiento de los trabajadores. Además, dichas formaciones mejoran el estado físico, mental y emocional de los empleados, reduciendo así su accidentabilidad y las enfermedades laborales y disminuyendo la rotación de personal de la empresa.
Otro ejemplo. Mediante una formación en liderazgo, integración y gestión del cambio de la cultura preventiva los cargos directivos pueden adquirir los conocimientos necesarios para reducir la siniestralidad al implementar acciones preventivas colectivas. Además de ser conocedores de las mejores estrategias y acciones para la reducción de conflictos y con ellos disminuir el absentismo y el presentismo en nuestras empresas.
Aquellas empresas que invierten en formación preventiva se convierten en compañías más competitivas. Mantener a todo tu equipo bien formado y actualizado hace que se mejore la percepción del riesgo por parte del empleado y se trabaje con cautela, tranquilidad y seguridad. Por eso, se considera que la formación es uno de los pilares de la integración de la PRL en el sistema de gestión de tu empresa.
El Reglamento de los Servicios de Prevención Art. 1 del Real Decreto 39/1997 de 17 de enero dice:
“La PRL es una actuación a desarrollar en el seno de la empresa. Tiene que integrarse en su sistema general de gestión, comprendiendo tanto el total conjunto de las actividades a desarrollar, como elevarlo a todos sus niveles jerárquicos, a través de la implantación y aplicación de un plan de prevención de riesgos laborales.”
Como bien dice el Real Decreto, la integración de la prevención en la empresa supone integrar la prevención en todas las actividades de la misma y en cada una de sus distintas unidades y niveles jerárquicos. Es decir, la prevención estará bien integrada cuando en cada nivel jerárquico, sus funciones se desempeñen siguiendo las consideraciones, objetivos y principios preventivos, para así desarrollar de forma segura y saludable las actividades de la empresa.
Es importante también integrar la prevención en cada sección de la empresa y en la interrelación del resto de secciones, para hacer que la empresa sea segura en su actividad y en el trabajo que desempeñan todos y cada uno de tus empleados.
Forjas una mentalidad con perspectiva y amplitud que te permite integrar una cultura preventiva exitosa.
Te ofrece los conocimientos en prevención de riesgos laborales necesarios para un buen liderazgo, integración y gestión de la prevención.
Te dota de pautas para integrar la PRL correctamente de manera óptima y rentabilizando tu inversión.
Te aporta las herramientas y capacidades necesarias para pasar a la acción.
Aprendes las estrategias clave para llevar a tu organización hacia la accidentabilidad 0 y la empresa saludable.
Conoces procesos que garantizan los objetivos preventivos de tu empresa.
Al estar impartida por profesionales del sector, sabrás exactamente lo que es realmente válido y efectivo sin necesidad de estar teniendo que hacer el famoso “prueba y error”.
Al invertir en formación preventiva te estás sumando al colectivo de empresas que velan por la seguridad de sus trabajadores. Mantener a tus empleados formados e informados sobre los riesgos que asumen en su puesto de trabajo y las consecuencias derivadas de ello, te va a dar la seguridad y la tranquilidad de que tu organización fluye en la dirección correcta: hacia una empresa segura, saludable y competitiva.
Todas las formaciones preventivas se traducen en beneficios empresariales. Dependiendo de la temática, inciden sobre unos factores u otros. Pero a grandes rasgos, podríamos decir que cuando una empresa invierte en formación en prevención:
Reduce costes por contratación, bajas y despidos.
Mejora el clima laboral y reduce el estrés.
Mejora la motivación de los trabajadores.
Mejora el compromiso de los empleados.
Los trabajadores se convierten en embajadores de la compañía.
Reduce los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.
Reduce de accidentes no laborales y enfermedades comunes.
Retiene el talento.
Reduce el absentismo y el presentismo.
Mejora la productividad y competitividad.
Fortalece la Reputación Corporativa (tanto a nivel interno como externo). Se reconoce a la organización como una empresa SEGURA Y SALUDABLE.
Estos son sólo algunos beneficios, de entre otros muchos, que se consiguen al realizar una buena formación en PRL.
Como ves, la formación es un aspecto clave para poder disponer de una PRL coordinada e integrada, lo que te permitirá construir una empresa más segura, más saludable, y más competitiva.
Si aún no estás en el bando de la prevención, súmate al cambio. En caso de necesitar ayuda, ya sabes donde encontrarme.
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