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22

Mar, 2021

Salud mental en los trabajadores durante la Pandemia de COVID-19 y las carencias psicosociales

#PRL #Prevención #Salud #COVID #Psicosocial

Hace poco días hemos asistido a un rifirrafe más en el Congreso de los Diputados, esta vez entre un parlamentario que daba visibilidad al auge de las enfermedades mentales en nuestro país con la pandemia y otro parlamentario al que el tema le debió parecer jocoso.

Sea como fuere, es una trágica realidad el aumento de casos de este tipo que se están produciendo en la población. Estrés, Ansiedad, Incertidumbre, Miedo y Depresión, aumento de venta de psicofármacos en un 20% para paliar sus efectos… es, sin duda, una nueva lacra en la salud de la población en general y laboral en concreto, durante esta pandemia, que ya dura demasiado, y mucho más parece que durará, convirtiéndose, a parte del tema sanitario, en un gran problema para muchas empresas y profesionales.

Hay datos demoledores, como por ejemplo que la mortalidad laboral en el 2020 creció, a pesar del confinamiento y la disminución de la actividad laboral y económica, siendo además que las bajas por Covid suponen dos de cada tres horas de baja.

No obstante, contamos con la dificultad de tener datos más precisos al no estar esas patologías incluidas como enfermedades profesionales, por lo que los datos no son exactos, siendo fácil imaginar que la realidad pudiera ser aún más cruda.

Con todo y con ello, parece bastante evidente que esta pandemia afecta, de forma notable, al estado mental de la población en general y por ello, también a la población laboral, existiendo una clara correlación entre este deterioro provocado por el miedo al contagio, el aislamiento, la disponibilidad permanente y la crisis económica, entre otras causas, y la siniestralidad laboral, poniendo como dato, por ejemplo, que las muertes por infarto y derrame cerebral han subido un 11%.

Estos trágicos balances nos llevan, como prevencionistas, a la inexorable conclusión de que, aún ante la falta de datos claros, los riesgos psicosociales son los olvidados de la prevención por parte de las empresas, sobre todo de las pymes que tienen menos recursos para acometer con intensidad el área psicosocial.

Leía hace poco unas declaraciones de una vocal del Colegio Oficial de Psicología de Madrid, en las que decía que… “Los psicólogos percibimos un efecto en el trabajo que denominamos niebla mental, con el que cuesta enterarse, recordar, tomar decisiones... y genera irascibilidad y tristeza. La calidad del trabajo está decayendo y el desgaste es generalizado. Por ello vemos que las consultas están aumentando cerca del 20%”.

Continúa con que las claves para aliviar los síntomas de estrés y ansiedad son estructurar el trabajo, desactivando las notificaciones, racionalizar horarios y fomentar un estilo de vida saludable, con cuidados en la alimentación y ejercicio físico, así como mindfulness. La base es utilizar estrategias de afrontamiento de situaciones de inseguridad, pues las personas tendemos a crear pensamientos catastrofistas, y estas estrategias ayudan a relativizarlos, así como a paralizar determinadas emociones negativas.

Según un estudio de Psicofundación, si trasladamos esta situación al marco de los costes económicos, tenemos que estos efectos psicológicos suponen un gasto de 23.000 millones de euros para el sistema público de salud y con solo 27,36 euros por paciente y año y siete sesiones de terapia, en lugar de fármacos, el 70% de los afectados dejan de tener los síntomas, lo que muestra una eficacia tres veces superior al tratamiento habitual. Aunque la evidencia científica muestra que el tratamiento para estos problemas son las técnicas psicológicas, en España un 39% de personas con diagnóstico de trastorno de ansiedad en los últimos 12 meses no ha recibido tratamiento alguno y sólo el 0,9% ha recibido terapia sin fármacos. En cambio, España es el segundo país con mayor consumo de tranquilizantes del mundo, a pesar de su falta de eficacia, según la evidencia científica, y su poder adictivo, añade el citado estudio.

Con estos demoledores datos, hemos de concluir que se han de realizar en el seno de las empresas más políticas de prevención, potenciando el área de psicosocial a través del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales, para poder hacer, además, un seguimiento continuo del estado de l@s trabajador@s.


Tomas Rosser





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